La Iglesia Primitiva
La iglesia primitiva
La iglesia desde
sus inicios ha estado conformada por grupos de personas las cuales tenían un
mismo objetivo, para resumirlo: estudiar y reflexionar sobre la palabra de Dios
reflejando en sus actos las enseñanzas
que Jesús dejo establecido, -digo lo resumo porque no me interesa ahondar en
este tema-. Recientemente he tenido cierto conflicto con la filosofía que se
esta teniendo sobre el manejo y dirección que las iglesias están practicando en
especial la iglesia católica la cual siempre ha sido bastante reservada y poco
proyectiva ante la sociedad, he decidido hacer este comentario
critico-propositivo desde mi punto de vista, fundamentándome en la experiencia y conocimientos a lo largo de los
años los cuales he adquirido dentro de la misma iglesia católica.
Desde pequeño
asistí a la iglesia con mis padres, participábamos en todas las actividades que
organizaba la parroquia cercana a nuestra casa y eran bastante concurridas,
como cualquier parroquia las personas que organizaban las actividades
pastorales aprovechaban para realizar actividades para recaudar fondos (comida,
ventas de utensilios, sorteos, viajes, etc.) y eso es completamente normal
porque cualquier iglesia tiene un edificio situado dentro de una comunidad
determinada y como cualquier terreno que ocupa un negocio, una casa, un
supermercado había que pagar impuestos (agua, luz, servicios públicos, etc.) a
veces la ofrenda que brindan generosamente los fieles parroquianos no es
suficiente para poder sufragar estos gastos, agregando que existen necesidades
de infraestructura como luces, techos, paredes, pintura y un sinfín de
necesidades que como cualquier comunidad se tienen y hay que trabajar para
poder solucionarlas, pero el dinero no cae del cielo, como he dicho anteriormente
se necesitan de muchas dinámicas para obtener esos fondos y hasta allí todo
esta bien, cabe mencionar que a partir de distintas mecánicas para recaudar
dinero se han logrado grandes proyectos en distintas parroquias.
Ahora bien seguiré
con mi relato, en el tiempo que iba creciendo me fui dando cuenta que aquellos
15 vasos de café que se vendían a beneficio de la parroquia se convirtieron en
100 y que aquellos 15 panes se convirtieron en 150 y poco a poco, que los lugares
para vender mes a mes estaban llenos por células comunitarias que pertenecían a
la parroquia y que también aprovechaban que las eucaristías de los domingos se
abarrotaban por el carisma del párroco para poder vender sus productos,
alimenticios, viajes, ventas, etc. En general muchas de las personas se
comenzaron a dar cuenta que 1. Los feligreses no escatiman al momento de colabora
en algo que se refiere con el reino de
Dios y ahí se dividían en dos grupos: el primero que colaboraba porque sabían
de las necesidades que tenía la iglesia; y el segundo grupo por la misma
ignorancia de creer que “entre mas ayudo, más cerca de Dios estaré y me
salvare”. 2. Que con ese dinero se podían hacer muchos proyectos no solo de la
parroquia sino de muchas comunidades independientes. ¿Creen que hasta allí todo
esta bien?
Pues... si todo
esta mejor que nunca –materialmente- se vieron bastantes cambios dentro de la
iglesia estructuralmente hablando, pero había algo raro dentro de la comunidad
parroquial, yo en ese momento era un adolescente y podía observar estos cambios
pero me parecían normales, mejoro el sonido con que 2 o 3 personas intentaban
adorar al Señor pero se les olvido por completo que antes repartían a toda la
feligresía un pequeño papel para que todos supieran el canto que se estaba
interpretando, cuando lo dejaron de hacer muchas personas se distraían y
miraban para otro lado en lugar de cantar y le perdían el sentido a esa parte
de la liturgia “La alabanza”, mejoró el
pulpito, cambiaron el altar y hasta lo consagraron, pero se les olvido a los
monaguillos que servían en ese altar seguir haciendo sus actividades de
beneficencia para con aquellos que tenían hambre y frio, dentro de estos
monaguillos yo tenían a un amigo, un día después de salir de eucaristía le
pregunte: ¿Por qué ya no van con las personas hambrientas? Me dijeron que su
coordinador les había ordenado pararse frente al atrio del templo para poder “recolectar mas
fondos, porque la iglesia lo necesita y sino se acaba la iglesia y ya no
tendríamos donde reunirnos” me contesto el amigo, bueno si, tiene razón pensé.
El tiempo seguía
pasando y cada vez los grupos de la parroquia uno a uno cambiaban lo que
hacían, el grupo de liturgia, colocaba letras al frente del templo para que las
personas entendieran el mensaje fundamental que nos daba el evangelio pero se
les olvido porque estaban haciendo comida para vender al terminar la santa
Eucaristía y así poder recaudar dinero para una capilla.
El grupo juvenil
visitaba a los presos y ancianos de la comunidad pero poco a poco dejaron de
hacerlo y se encerraron para ver como podían colaborar con la coordinación
general de la Parroquia la cual había exigido una gran cantidad de dinero para
restaurar el templo. Y los catequistas por su parte formaban a aquellos niños y
personas que querían bautizarse, hacer su primera comunión y confirmación, pero
en lugar de ello este trabajo ya no lo hacían bien por estar planificando mas
actividades para restaurar sus aulas las cuales estaban muy descuidadas. Pero
sucedía algo bastante curioso: la iglesia tenia muchas mejoras estructurales
pero aun así se comenzó a retirar muchos vecinos y feligreses de la parroquia,
a unos los invitaron a participar en algún grupo de oración de otra
denominación religiosa, a otros los invitaron a repartir café al hospital en
otra parroquia católica y se sintieron mejor estando en ese lugar,” porque allí
si tenia sentido asistir”. En las misas se observaba el templo a medio llenar y
no aun lleno completo como hace algunos años, se notaba poco amor de los que
participaban de ella.
Al cabo de tener
unos 15 años llegue a pensar que a la iglesia le interesaba más cuidar de sus
instalaciones que por la formación y acompañamiento de los mismos feligreses
los cuales estaban ya algo cansados de que les estuvieran pidiendo dinero,
domingo tras domingo sin ningún objetivo real por el que inicialmente se había
comenzado la Iglesia: La Evangelización, la caridad, la formación, etc. En esos
años le perdí sentido el asistir a la Parroquia, pensé que Dios no era el Dios
que yo quería en mi vida, me sentía bien sin el o eso creía yo, pero en el
fondo sentía un gran vacio existencial, no sabia que hacer de mi vida y llegar
a la iglesia tampoco me ayudaba, estuve en un curso de formación –obligado por
mis padres- y a raíz de eso veía a un grupo de jóvenes que asistía a
eucaristía, decidí asistir y luego de unos meses me colocaron como coordinador
de ese grupo, tenia mucho entusiasmo y nuevas ideas para poder aplicarlas, me
comentaron que había una reunión mensual con los representantes de todos los
grupos, asistí, los conocí y se planificaron sobre actividades litúrgicas y
veía que nadie contestaba y todos estaban de acuerdo, luego se vino la
planificación sobre la autorización de ventas y anuncios sobre sorteos y rifas
a beneficio de distintos grupos, recuerdo que en una ocasión, se pelearon dos
grupos por querer vender un determinado domingo, pero se notaba un cierto
interés mas por las actividades económicas que por las de la misma iglesia y no
se hablo sobre actividades de ayuda social –hasta la ultima reunión que asistí,
nunca se hablo de eso-. Recuerdo bien que el párroco no tomaba decisión en lo
que se proponía y a veces se obligaba a colaborar con dinero o alguna otra cosa
que se necesitara para hacer dinero, la gente cada vez asistía menos a esta
parroquia y poco a poco fue perdiendo su verdadero sentido.
Se había perdido
el sentido con el que Cristo fundo la iglesia, la evangelización, y se cayó en
un pecado que se llama Avaricia, el cual a muchos de los coordinadores los hizo
duros de corazón, inquietos por el dinero, violentos y astutos para el fraude y
llegando al punto de traicionar a sus propias comunidades por tomar dinero que
no les correspondía. Se le tenía amor al dinero y ya no a Dios.
“Que todos nos
consideren como servidores de Cristo...” 1 Corintios 1:4
¿Por qué hablo de
esto?
Porque actualmente
vemos que muchas parroquia están cayendo en esto, se esta olvidando el
verdadero sentido con el que se fundaron estas comunidades, de que sirve tener
a Eucaristía todos los días en las mejores instalaciones si se nos olvida que
la representación del Dios vivo la tenemos haya afuera, sufriendo, pidiendo un
pan, un vaso de agua, vestimenta, pidiendo que lo visiten.
Y es lamentable que
personas que son orgullosas y tienden a vanagloriarse sean aquellas las que
dirigen las comunidades parroquiales actualmente y Dios mismo nos dice, que aquel
que quiera ser el que dirija, tendrá que ser primero servidor de todos, una
persona que con sus propias actos, proclame el evangelio, sea servicial, sea
misericordioso y ayude a aquellos que lo necesitan. Esto es contraproducente
porque ahuyentamos de la iglesia a muchas personas que buscan a Dios y
simplemente no lo encuentran porque se dan cuenta que la iglesia católica se ha
vuelto una iglesia primitiva, que en lugar de evolucionar para bien, esta
retrocediendo en sus practicas y volviendo a ser aquella iglesia que vendía y
convirtió en mercado pagano el templo de Dios.
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